Este problema se ve agravado por el creciente número de empresas que incorporan dispositivos "inteligentes" en su infraestructura de TI. Si bien la Internet de las cosas (IoT) ayuda a que las operaciones comerciales sean más rápidas y fluidas, estos dispositivos a menudo son vulnerables y se suelen ejecutar con su nombre de usuario y contraseña predeterminados, que están disponibles para cualquiera, lo que representa un riesgo que puede tener consecuencias perjudiciales.
Además, el nuevo Reglamento general de protección de datos de la Unión Europea (GDPR)establece que las organizaciones de todos los tamaños deben garantizar la seguridad de sus datos mediante la implementación de "medidas técnicas y de gestión apropiadas". Por lo tanto, si se produce una brecha de seguridad y se descubre que la empresa solo usa contraseñas simples y estáticas, podrá esperar una gran multa.
En todo el mundo, las leyes y las normativas de privacidad se están haciendo cada vez más estrictas. El régimen recientemente aprobado para la notificación obligatoria de las violaciones de datos National Data Breach (NDB) de la Ley de Privacidad de Australia, así como las leyes estrictas de privacidad de varios estados de los Estados Unidos que exigen la notificación de las violaciones de datos, están incrementando los estándares para todo el que posea datos sobre los residentes de dichas jurisdicciones.