La adicción a Internet: una preocupación que no para de crecer

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Christian Ali Bravo

En el marco del Safer Internet Day, analizamos cómo el uso excesivo de internet está generando adicciones y otras problemáticas en la vida de niños y adolescentes, y qué medidas se pueden tomar para reducir el impacto de este flagelo.

Vivimos en un mundo cada vez más conectado, es una realidad. Como también que esta hiperconexión genera un daño colateral cada vez más grande y preocupante: la adicción a Internet.

Es claro que la tecnología sigue progresando y ocupando lugares cada vez más preponderantes en nuestro día a día, lo que hace necesario tomar las medidas necesarias para que todas las personas puedan disfrutar de su vida digital en todo su esplendor, con la tranquilidad de verse protegidas y seguras.

Por eso, en el marco del Safer Internet Day profundizaremos en las consecuencias que puede tener la adicción a internet en niños y adolescentes, además de analizar datos concretos sobre cómo los está afectando, y qué buenas prácticas se pueden implementar para reducir los riesgos.

Un gran problema para los más chicos

La adicción a internet es un flagelo que afecta tanto a niños como a adolescentes. La ONU indicó en 2023 que en todo el mundo, un niño se conecta a Internet por primera vez cada medio segundo, y Unicef informó que la media en que un niño recibe su primer celular es a los 10 años.

Save the Children informa que casi 9 de cada 10 adolescentes se conectan varias veces al día a internet o están permanentemente en la red. Esta investigación, enmarcada en la campaña #DerechosSinConexión, encuestó a más de 3.300 adolescentes de entre 14 a 17 en España. Y afirma que el 58% utiliza internet de manera habitual desde los 11 años, y casi 1 de cada 3 lo hace desde antes de cumplir los 10 años.

En esa misma línea, y para entender la preponderancia de esta problemática, Child Mind Institute comparte que los padres estadounidenses de niños entre 9 y 15 años están más preocupados por la adicción a internet de los adolescentes que la adicción a sustancias.

En este punto también es importante introducir un concepto clave: la nomofobia. Puntualmente, refiere al miedo a estar sin dispositivos móviles, y de hecho un metaanálisis de 52 estudios científicos publicado en la revista Behavioral Science, mostró que el 90% de los usuarios evaluados presentó nomofobia en distintos grados.

¿Cuáles son las consecuencias de la adicción a internet?

En sí, el uso excesivo de internet se debe comúnmente a pasar tiempo mucho en las redes sociales y jugando videojuegos. Así lo afirma el informe realizado por el Pew Research Center, que indica que casi la mitad de los adolescentes estadounidenses está online “casi constantemente”. Plataformas como YouTube (90%), TikTok (63%), Instagram (61%) y Snapchat (55%) son las más elegidas para pasar el tiempo.

Pero este uso desmedido también puede exponerlos, por ejemplo, a ciertas formas de violencia digital, como el grooming, el cyberbullying, el ciberacoso, la sextorsión o la violencia de género.  Pero también los deja vulnerables a discursos de odio y contenido violento, con mensajes que en casos más extremos pueden provocar autolesiones o suicidio.

Por supuesto que existen otras consecuencias. Es que al pasar tanto tiempos conectados, los niños y adolescentes también pueden evidenciar una merma en su rendimiento académico, aislamiento social, una menor capacidad para concentrarse, tener dificultades para desarrollar el lenguaje, problemas con el sueño y la alimentación, insatisfacción con la imagen corporal, sedentarismo, miopía, mayores niveles de depresión y ansiedad, entre otros problemas de salud mental a largo plazo.

En otras palabras, la adicción internet (con el uso exagerado de redes sociales y dispositivos electrónicos) puede alterar la química del cerebro, también causar cambios en la conducta de la persona y hasta generar una dependencia psicológica significativa.

¿Cuál es la situación en América Latina?

Para dimensionar el impacto de la adicción a internet en América Latina y qué consecuencias puede tener para las personas, bien vale un dato generado en Perú. Concretamente, del 2020 a abril de 2024 fueron denunciados 1879 casos de ciberbullying en diversas instituciones educativas a través del portal SíSeve, aplicación creada por el Ministerio de Educación de ese país.

Por su parte, un estudio denominado Suicidio en adolescentes en Uruguay afirma que 1 de cada tres de los adolescentes entrevistados confirman que sus padres no están al tanto de sus problemas y preocupaciones, y que además falla la comunicación entre adultos y adolescentes, dado que las pantallas los aíslan.

Otro caso paradigmático es el de Argentina, que ocupa el quinto lugar entre los países del mundo con mayor cantidad de casos de bullying y ciberbullying. Según informó la ONG Bullying sin fronteras en 2023, se reportan más de 50.000 casos anualmente.

¿Qué podemos hacer frente a la adicción a internet?

El primer paso para hacer frente a la adicción a internet es educar a niños, niñas y adolescentes, con el objetivo que lleven adelante un uso responsable y seguro de internet. En un contexto en el que nuestra vida pasa mayormente por un entorno digital, impedir el uso de internet es una medida un tanto utópica…

De todas maneras, a nivel global son varios los países que están tomando medidas regulatorias para tener más control del uso de las redes sociales entre los menores. Australia es un ejemplo: recientemente aprobó una ley que le prohíbe el uso de redes sociales a los menores de 16 años. En esa línea, Portugal, Suiza y España tomaron la decisión de prohibir el uso de celulares durante el período de clases. Una medida similar se adoptó en Brasil recientemente y también en otros países de la región.

En cualquier caso, sigue siendo muy importante que tanto las familias como las entidades educativas comprendan los riesgos potenciales a los que pueden estar expuestos los niños y adolescentes, para así acompañarlos y capacitarlos a fin de que puedan disfrutar del mundo digital de una manera saludable.

Otra buena medida es definir horarios específicos para el uso de pantallas, como también crear áreas y espacios libres de pantallas, para poder promover actividades alternativas como leer o practicar deportes.

Pero además de hablar con los menores sobre los hábitos digitales más saludables y tener en cuenta las recomendaciones antes mencionadas, hay herramientas que pueden allanar el camino: se trata del Control Parental de ESET, que ayuda a establecer límites que permitan a sus hijos aprovechar al máximo su conectividad de forma segura y controlada.