Alan Turing, pionero de la Inteligencia Artificial

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Para que ChatGPT conviva hoy entre nosotros como una herramienta más a la hora de simplificarnos tareas cotidianas tuvieron que pasar muchas cosas. Y muchos años también, en realidad. Para encontrar las bases fundacionales que erigen a la Inteligencia Artificial tal como la conocemos es necesario remontarnos a épocas en blanco y negro.

De hecho, uno de los pioneros en la materia fue Alan Turing, nacido un 23 de junio (pero de 1912), y quien es considerado uno de los padres de la computación moderna. Galardones, le sobran. Por ejemplo, describió un dispositivo (conocido actualmente como la "máquina de Turing”) que podría leer la entrada de una cinta infinitamente larga y resolver problemas de acuerdo con un conjunto de reglas. Ese concepto fue el que sentó las bases de las computadoras modernas.

Por si eso no bastara, durante la Segunda Guerra Mundial, Turing se dedicó al descifrado de códigos, puntualmente de mensajes alemanes codificados por Enigma, la máquina que transformaba las palabras en galimatías. El éxito de Turing fue rotundo: las fuerzas aliadas sabían de antemano dónde y cuándo serían los ataques de los submarinos alemanes. Según analistas, su aporte acortó la guerra casi cuatro años.

No conforme con todo ello, Turing se metió de lleno en el campo (todavía bastante virgen, pero realmente fértil) de lo que hoy denominamos Inteligencia Artificial, y hasta fue uno de los primeros en abordarlo en público, durante una conferencia desarrollada en Londres: "Lo que queremos es una máquina que pueda aprender de la experiencia". Un año después profundizaría sobre esa misma idea en el informe que tituló: “Maquinaria inteligente”.

Ya para 1950 Turing iría un paso más allá, ideando un método para evaluar la capacidad de una máquina para mostrar comportamientos inteligentes similares (o bien indistinguibles) al de un ser humano. Si bien no fue quien acuño el término Inteligencia Artificial, sí fue el primero en cuestionar si las máquinas eran capaces de pensar.

¿En qué consistía el Test de Turing? Todo nació en realidad de un juego de imitación, en cuyo  formato original participan tres personas (un interrogador, un hombre y una mujer). En este juego, el objetivo del interrogador (que se encuentra separado de los otros dos) es descubrir quién es la mujer y quién es el hombre, mientras ambos intentan convencerlo de lo contrario.

La propuesta de Turing en su ensayo “Computing machinery and intelligence” fue concreta: sustituir a uno de los interrogados por una máquina y que el objetivo sea reconocerla.

Así, el juego se adaptó de la siguiente manera: el interrogador, en una habitación separada, debe hacer preguntas escritas a través de un chat, a la vez que los participantes (hombre y máquina) pueden mentir en cada una de sus respuestas. En base a ello, el interrogador deberá determinar quién es la persona y quién la máquina. Según Turing esta prueba podría ofrecer conclusiones contundentes: “Una computadora puede ser llamada inteligente si logra engañar a una persona haciéndole creer que es un humano”.

Ese día se hizo realidad varios años después, cuando el 7 de junio de 2014 el programa Eugene hizo historia: fue el primero capaz de superar el 30% de respuestas creíbles durante un chat de 5 minutos con los jueces. Logró convencerlos de que estaban dialogando con un niño de Ucrania, de 13 años de edad.

Este no sería el único ni el último hito en la historia de la Inteligencia Artificial. Que tal como la conocemos hoy, es una disciplina que intenta emular distintos aspectos de la inteligencia humana a través de la tecnología (como el raciocinio para la resolución de problemas). En otras palabras, está presente (y cada vez más) en diferentes actividades de nuestra vida. Su aplicación es una realidad, tal como el papel fundamental que desempeño Alan Turing en las bases que permitieron darle forma.